viernes, 10 de febrero de 2012

Alma en pena.

       Aquel joven muchacho, flaco y desaliñado, cada noche sentía el dolor de millones de cuchillios que se le incaban en la espalda, una y otra vez. Cada noche era una herida, y al despertar, allí estaba esa magulladura, como si alguien lo amenazara en sueños, alguien que desea verlo sufrir. Y os preguntareis cómo es que lo se...
      Porque yo soy aquella alma en pena, que necesita el dolor de otra persona para alimentarse.
      Ten cuidado, podrías ser el próximo...

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