martes, 13 de diciembre de 2011

Pensamientos.

        ¿Recordáis cuando éramos pequeños? Todo era tan sencillo… Veíamos a alguien que estaba solo en el recreo y nos poníamos a jugar, como si fuésemos amigos de toda la vida. Reíamos sin pensar en las consecuencias. Decíamos la verdad sin pensar en el futuro. Éramos tan inocentes… No sabíamos de edades, razas, colores o religiones, éramos todos iguales. Dormíamos la siesta con un peluchito, y no nos daba miedo que la gente se metiese con nosotros por ello. Debo confesar una cosa… Sigo durmiendo con un peluche entre mis brazos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Te Quiero



    - ¿Por qué nunca me dices “Te Quiero”?
                - Porque las palabras se las lleva el viento. Prefiero demostrártelo con ms besos, prefiero que lo veas en mi mirada, prefiero que sea un secreto entre tú y yo, para que nadie pueda robarme tu belleza. Prefiero que mis labios estén sellados, pues tengo miedo de que, al pronunciar las palabras, deje de sentir las mariposas que me hacen volar cuando estoy contigo.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Viejos amigos




- Hola querido amigo – Saludó un hombre desde las sombras.
                - Hace muchos años que no te veo – Contestó, recogiendo las cartas de la mesa – Tu presencia es extraña. ¿Qué te trae por aquí?
                - Lo mismo que te alejó a ti de mi camino hace años, amigo – Marcó la última palabra, más como una amenaza que como otra cosa.
                Su mano se posó en el hombro del joven. Se levantó de golpe, retorciéndole el brazo al anciano. Se escuchó un ruido sordo.
                - Ya no soy tu aprendiz, maestro, no tienes derecho alguno sobre mi – Dijo, soltándolo y volviéndose a sentar.
                - No busco el derecho sobre tus actos, no busco tu ayuda – Le contestó, agachando la cabeza hasta que su rostro quedó oculto.
                - Entonces, ¿Qué buscas en este lugar dejado de la mano de Dios?
                - Tu muerte.
                La pistola salió de su funda antes de que el joven aprendiz soltase las cartas en la mesa. Apretó el gatillo y el estruendo asustó a los caballos, atados al otro lado de la calle. Los dedos del joven se cernieron sobre la bala, quedando atrapada en su mano.
                - Me he vuelto más fuerte de lo que nunca pudiste llegar a imaginar, maestro. Mis capacidades aumentan tan rápido como son capaces. Deberías tenerlo en cuenta si te enfrentas a mí.
                La silla tambaleó cuando el cuerpo desapareció, levantándose tan rápido que los cansados ojos del maestro apenas pudieron notarlo.
                El aprendiz echó el puño hacia atrás, moviendo todo el cuerpo en armonía. Segundos después su mano se abalanzaba sobre el pecho del anciano, abriéndose.
                El golpe lo empujó, tirándolo al suelo y dejándolo inconsciente.
                - Este es el momento en el que el aprendiz supera al maestro.

Pequeña escapada


               
                Un día normal como otro cualquiera soñó con la mujer, como cada noche. Pero era diferente, continuaba…
                La mujer, con el aspecto de su madre bajaba del tren. Un hombre que le resultaba conocido la esperaba, asombrado y ansioso. Como si añorase algo… algo que desde ese momento  formaría parte de su día a día.
                Se abrazaron y sus labios se fundieron un dulce segundo.
                Y entonces lo vio todo claro. La mujer con los rasgos de su madre, el hombre misteriosamente conocido, aquel abrigo azul, la maleta de cuero…
                De repente despertó.
                Su mente voló, divagando unos segundos. Entonces recordó que esa misma noche, hacía exactamente veinte años desde que su madre desapareció.